MATEO 7:5


¿Quién soy yo para juzgar?

 

¡No seas hipócrita! Primero saca la viga de tu ojo y verás mejor para poder sacar la pajita de tu hermano.

Esto dijo JESÚS y está escrito en el libro de Mateo, capítulo 7, versículo 5.

 

Definamos la palabra JUZGAR.

 

Juzgar es un uso importante de nuestro albedrío y requiere gran cuidado, en particular al formarnos opiniones acerca de otras personas. Todos nuestros juicios deben ser guiados por las normas de rectitud. Recordemos que sólo Dios, que conoce el corazón de todos, puede realizar juicios definitivos de las personas.

 

¿Cuántas veces has juzgado a los demás?

¿Cuántas veces te has juzgado a ti mismo?

 

¡YO, MUCHAS VECES Y LO SIGO HACIENDO!

 

Es muy común que alguna vez hayamos entrado de alguna manera en esa actitud de creer que somos merecedores de opinar de la vida de los demás. Creo que absolutamente todos en algún momento juzgamos  de mala manera a alguien.

 

¿Qué sucede si no paramos de hacerlo?

 

¿Qué sucede si nuestra actitud no sólo es un hecho aislado, sino que adquirimos esa postura siempre?

 

Bueno, creo que habrá opiniones de este tema como personas hay en el mundo… Como siempre digo, nunca jamás tendré la razón ni la verdad absolutas, sólo mi opinión básica y escasa.

 

Creo que cuando nos ponemos a juzgar  de mala forma a los demás, a ocuparnos de la vida ajena, o tratar de opinar acerca de las conductas de otros, lo que siempre sucede es que nos estancamos en nuestro avance.

 

Estar pendiente de lo que hacen los demás y ponernos a opinar al respecto, nos atrasa, nos limita, nos esclaviza al punto de no poder estar en paz nunca.

 

Parte de vivir en paz y estar tranquilo con uno mismo es hacer el ejercicio diario de no pensar ni ocuparnos de los pecados ajenos, con malas intenciones.

 

No tenemos que pecar para poder ser empáticos y no volvernos jueces de los demás, tenemos que entender que necesitamos ser perdonados para que así la gracia de Dios nos transforme al punto de sentir amor por los demás independientemente de las conductas que tenga esa persona.

 

Más adelante hablaremos de las conductas y el por que nos comportamos como nos comportamos.

 

Hay muchas formas de enfocarse en nosotros mismos y avanzar. Una de ellas es dejar de mirar la pajita en el ojo ajeno y sacar LA VIGA  ENORME QUE TENEMOS EN NUESTROS OJOS.

 

 Siempre, siempre, el que se ocupa de mala forma  de los demás, le pesa la viga en sus ojos.

 

Para resumir: la esencia de este mensaje no es enseñar que juzgar está mal, sino que la intención con la que lo  hacemos es  la que debemos examinar. Jesús nos enseña que debemos apoyarnos unos a otros  y guiarnos para que podamos salir adelante de una forma sana.

tengamos siempre presente a la hora de juzgar, que nuestro corazón este sano para no lastimar a los demás.

Las personas sanas no JUZGAN de mala manera.

 

 

  

 




 

 

 

 

 

 

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